El economista profesor Dr. Gary Charness de la Universidad de California en Santa Bárbara simuló a través de un experimento un mercado donde los empleados debían decidir cuánto esforzarse en un contexto en que los salarios podían ser fijados por el empleador o por sorteo al azar.
Los resultados señalaron que los trabajadores siempre se inclinaron a esforzarse más (incrementando por ende las ganancias de los dueños) en los casos en que los salarios fueron más altos, sin considerar si los montos habían sido alcanzados por decisión del empleador o como consecuencia del sorteo. Sin embargo, se observaron resultados muy interesantes en los casos en que los salarios fueron bajos a causa del mecanismo aleatorio (por mala suerte), los trabajadores igual se esforzaron, pero cuando la paga fue baja por decisión del "empleador" la respuesta de los trabajadores ante esa decisión consistió en reducir el esfuerzo realizado.
Las experiencias analizadas indican que el mecanismo "emocional" se activa cuando lo que está en peligro es nuestra supervivencia, y no solo por una mera preferencia por la igualdad. En otras palabras, no nos importa que otro tome más que nosotros si la parte que nosotros recibimos nos permite quedar satisfechos, pero sí nos importa cuando la "codicia" del otro pone en riesgo nuestra capacidad de producción disminuyendo nuestra supervivencia.
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